Lo que distingue al cine es el movimiento. Y fue descubrir que debían ser 24 fotos a una cadencia determinada (1 segundo) para crear la ilusión de movimiento debido a la persistencia retiniana, lo que permitió nacer al cine.
Cartel publicitario de El Cinematógrafo Lumière |
A esto lo hicieron los hermanos Lumière que, usando una película con una emulsión sensible a la luz (patentada por Edison) en una cámara creada por ellos, consiguieron filmar una serie de cortos que se presentaron al público el 28 de diciembre de 1895 en el “Salon Indien” del Grand Café de París.
Estas peliculitas presentaban escenas callejeras y familiares, como “Salida de los obreros de la fábrica”, pero causaron una verdadera sensación, en especial la “Llegada del tren a la estación”, en donde muchos de los espectadores se asustaron al creer que la máquina los iba a atropellar (la imagen era de una locomotora dirigiéndose hacia la cámara, ya que ésta estaba en el andén, lo cual causaba el efecto de arrojarse sobre el espectador).
Llegada del tren a la estación |
Todas las escenas habían sido rodadas sin cortes y sin mover la cámara a 16 fotogramas por segundo. Ante el suceso, los Lumière siguieron filmando. Su corto “El regador regado” es tomado como el origen del cine cómico, al mostrar un simple gag de un hombre lidiando con una manguera.
El regador regado |
En 1893, en Estados Unidos, Edison construyó el primer estudio cinematográfico: una inmensa cámara oscura, pintada por dentro y por fuera de negro, con un techo corredizo que le permitía trabajar con luz del día. Patentó el kinetoscopio, precursor del proyector cinematográfico, pero en el que el espectador debía apoyar el ojo a una ranura que le permitía ver imágenes en movimiento.
Kinetoscopio |
Cuando reconoce que el cine es un espectáculo masivo (gracias al suceso en Francia de los Lumière), patenta el Vitascope y comienza a competir, utilizando todo tipo de copias ilegales que llegaban desde Europa.
El cine nacía en EE.UU. bajo el signo del comercio y ya dejaba vislumbrar la lucha por el control de la industria que estaba surgiendo. En los primeros años del S.XX las películas se proyectaban en locales que se conocieron como “Nickel Odeons”, ya que la entrada costaba un níquel (5 centavos). Estos locales eran explotados por hombres que llegarían a ser verdaderos magnates de la industria: William Fox (20th Century Fox), Marcus Loew (Metro Goldwyn Mayer), Adolph Zukor (Paramount)…
Mientras, algunos pioneros empiezan a rodar películas de aventuras y persecuciones, dándole más dinamismo a las historias. Entre esos hombres estaba Edwin S. Porter que marcó un momento con su “Asalto y robo al tren” (The great train robbery - 1903).
Afiche promocional de Asalto y robo al tren. |
Puede ser considerada como la primera obra importante, con argumento de ficción, del cine americano. La narración aparece fragmentada, muestra perseguidores y perseguidos, ya no se filma de un tirón, sin cortes. Es el comienzo del montaje que perfeccionará un verdadero ícono del cine: David W. Griffith.
Georges Méliès fue uno de los espectadores de los hermanos Lumière. Mago de corazón y empresario se maravilló con este nuevo aparato, pero al querer comprar uno se encontró con una respuesta ya célebre: “El aparato no está a la venta pues lo llevaría a la ruina. Podrá ser explotado durante algún tiempo como curiosidad científica, pero esto no tiene ningún futuro comercial”, le dijeron los Lumière.
Como todo empresario, Méliès no se dejará vencer con este comentario y consigue de un óptico inglés una cámara y cierto material virgen. Comienza a filmar escenas naturales pero un día rodando en la calle no nota que la película se atasca en la máquina por unos segundos para luego seguir corriendo.
Al visionar el material, se encuentra con un colectivo que desaparece misteriosamente de la pantalla para ser reemplazado por un coche fúnebre. Del mismo modo, peatones desaparecían dejando el lugar a otros totalmente diferentes.
Así, accidentalmente, Méliès descubre el primer truco del cine, que en las manos de un prestidigitador como él se convirtió en un recurso inagotable, descubriendo consecuentemente casi todos los trucos del cine.
En 1896 rueda L'Escamotage d'une dame (La desaparición de una dama) en donde un mago (interpretado por él mismo) hace desparecer a una mujer para sustituírla por un esqueleto para luego hacer reaparecer a la dama.
La desaparición de una dama |
Pero es con Viaje a la Luna (Le Voyage dans la Lune - 1902), 20.000 Leguas de viaje submarino (20.000 lieues sous les mers - 1907) y La conquista del Polo (Á la Conquète du Pole - 1910), entre otras, las obras que le han dado reconocimiento y lo consagran como el creador del espectáculo cinematográfico, ya que se pasó de la naturalidad y simplismo de los Lumière al uso de todos los artificios y la teatralidad que se emplean en los actos de prestidigitación.
Fotograma de Viaje a la Luna |
Continúa en "El nacimiento de una industria (I)".
Lic. Diana Lombardo
E-mail: dlombardo74@gmail.com
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