Fascinado por las escenas de persecuciones y acciones paralelas que había conseguido Edwin S. Porter en su “Asalto y robo al tren” (1903), empieza su carrera como director en 1908, buscando una narrativa que se alejara de los orígenes teatrales. Hasta ese entonces, los filmes encuadraban un escenario en el que los actores debían desplazarse y gesticularm mientras una cámara fija los toma de cuerpo entero, tal y como los habría visto un espectador desde una butaca de un teatro.
En su primera etapa, que va de 1908 a 1914, Griffith convirtió al cine en un arte narrativo basado en el montaje: divide el film en secuencias; explota a fondo las acciones paralelas, de manera especial las persecuciones; cambia el ángulo de la cámara, multiplicando los puntos de vista; dinamiza la narración (con diferentes tramas, personajes principales y secundarios); maneja todo tipo de planos desde el general a los primeros planos, que le permiten realzar el gesto del actor evitando la mímica excesiva.
Con su siguiente película, Griffith entrará en una nueva etapa, caracterizada por el empleo del cine como espectáculo y como medio de acción social. “El nacimiento de una nación” (The Birth of a Nation, 1915) es un film épico sobre la Guerra de Secesión de los EE.UU., en donde se presentaron situaciones innovadoras -ahora clásicas del cine- como el salvataje a último momento que transportaba al público a un estado en que sólo el cine con su movimiento podía lograrlo. Aquí, Griffith da clases de cine en grandiosas escenas como el incendio de Atlanta o en episodios interiores como el asesinato de Lincoln. Si bien el film es decididamente sectarista (justificando, por ejemplo, el surgimiento del Ku Klux Klan) fue un suceso en el momento de su estreno, permaneciendo casi un año en cartelera y llegando a Europa, y aún hoy se la valora como obra maestra.
El nacimiento de una nación |
El punto culminante de la obra de Griffith es “Intolerancia” (Intolerance: Love's Struggle Throughout the Ages, 1916). Obra monumental que entrecruza cuatro momentos históricos -la caída de Babilonia; la crucifixión de Cristo en Jerusalén; las guerras religiosas en Francia, con la matanza de la Noche de San Bartolomé; y la América contemporánea, con la condena de un inocente por un error judicial- para establecer constantes paralelismos entre ellos y culminar en un final que ata todos los cabos. Asombra por sus gigantescos decorados, el manejo de las masas, la acción dramática, contada con acciones paralelas durante su último episodio, así como su original estilo de narración.
El fracaso comercial de “Intolerancia” (el público no estaba acostumbrado a seguir tramas tan complejas) significó el final de las experimentaciones de Griffith, quien quedó arruinado. Hoy se la sigue considerando una verdadera obra maestra de la cinematografía.
Sus melodramas --“Lirios rotos” (Broken Blossoms or The Yellow Man and the Girl, 1919) o “Las dos huerfanitas” (Orphans of the Storm, 1921-- le sirvieron para explotar la expresividad de sus actores (en especial a Lillian Gish), creando mundo sentimentales que lograban la empatía de los espectadores.
Figura imperecedera de la historia del cine, maestro de discípulos como Eisenstein y Gance, descubridor de grandes estrellas (Lillian Gish, Mary Pickford, Lionel Barrymore), Griffith marcó una etapa esencial en la industria cinematográfica norteamericana y fue un verdadero genio de la gramática fílmica, sentando las bases de un arte, a sólo 20 años de su nacimiento.
Lillian Gish |
Mary Pickford |
Lionel Barrymore |
Además de Griffith, otro director que marcó la época fue Erich Von Strohein, quien desempeñó varios oficios hasta llegar a participar como extra de algunos filmes. Después de conseguir dirigir un par de películas, realiza sobre la novela de Frank Norris, una de las mejores películas de la historia: “Codicia” o también conocida como “Avaricia” (Greed, 1923), una pieza sobre las debilidades humanas, cuidadosamente elaborada, llegaba a las cinco (5) horas de duración, pero un montaje final la redujo a menos de tres (3) horas, ante la desesperación de su director. Rodada en escenarios naturales, es la gran obra del realismo cinematográfico norteamericano y una de las mejores a nivel mundial.
Los primeros años del cine se vieron marcados por la aparición de las primeras estrellas. Mary Pickford, la “novia de América”, que enamoraba a todos con su candor en películas como “La pequeña heroína” de 1917 y “La pequeña Anita” de 1925, fue uno de los primeros mitos. Su casamiento con otro astro del cine mudo, Douglas Fairbanks (héroe de películas de aventuras, como “La marca del zorro” en 1920, “Robin Hood” en 1922 o “El ladrón de Bagdad” en 1924) no sólo fue un suceso en sí mismo sino que fue el origen de la productora United Artists, fundada junto a David W. Griffith y Charles Chaplin.
También surgieron en esta época Tom Mix y William S.Hart como íconos del western, mientras que Rodolfo Valentino con sus filmes de aventuras exóticas como “El jeque blanco” (1921) se posiciona como un latin lover de leyenda. Gloria Swanson fue la comediante del momento.
Lic. Diana Lombardo
E-mail: dlombardo74@gmail.com
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