jueves, 22 de marzo de 2012

Chaplin y Keaton

Charlie Chaplin

De todos los íconos que el cine ha dejado quizás sea el de Chaplin la más universal y perdurable. Seguramente por haber sido capaz de aunar la comedia y el melodrama como ningún otro, risas y lágrimas en un solo personaje.

     Frágil, astuto pero tremendamente tímido, su personaje de Charlie, Charlot o Carlitos, el vagabundo que encarnó la tragedia del individuo ahogado por la masa, en una sociedad que avasalla con todos, fue la figura que consiguió provocar una ternura infinita en todos los espectadores.


Chaplin debutó en el cine en 1914 y fue en su segunda interpretación (Carreras sofocantes) cuando apareció con la vestimenta que lo haría famoso: con bigotito, sombrero bombín, chaqueta encogida –o un talle más chica– bastón de bambú y zapatones enormes que acentuaban su caminar gracioso. Ese año, bajo las órdenes de Mack Sennett, realizó 35 cortos en la productora Keystone. (Carlitos bailarín, Carlitos camarero, Carlitos pintor, El romance de Carlitos, entre otros).

     En 1915 pasó a la Esanay, donde realizó 14 films (Carlitos marinero, Carlitos boxeador, Carlitos vagabundo, Carmen) y de ahí a la Mutual, donde tuvo más libertad para actuar y dirigir. En un año realiza 12 cortos (Carlitos patinador, Carlitos prestamista).

     Al finalizar su contrato se incorporó a la First National, quien le pagó la astronómica cifra de un millón de dólares por ocho mediometrajes y le concedió la propiedad de sus obras. Esto le permitió un caudal de riqueza que le permitió abrir su propio estudio en 1917, Chaplin Film Co., con la que pudo dedicarse a proyectos más personales y más ambiciosos y en donde rodó algunos de sus títulos más notables: Vida de perro, Día de pago, ¡Armas al hombro!, y El chico. Junto al niño Jackie Coogan, en “El chico” (1920) recogió  con lírica y humor las penurias de una infancia miserable, no muy alejada de su historia personal y la obra se convirtió en un suceso de inmediato.


Fotos del film: "El chico"
Por aquel entonces, Chaplin había fundado –en 1919– junto a Mary Pickford, Douglas Fairbanks y D.W. Griffith una productora mayor: la United Artists. Su primer trabajo para esta firma fue “Una mujer de París” (1923), melodrama concebido para lucimiento de su actriz preferida Edna Purviance.

"La quimera del oro"
En 1925 llegaría “La quimera del oro”, su obra maestra. Un film repleto de gags y en donde explota el potencial cómico de situaciones agridulces e incluso de gran crudeza social (por ejemplo, la secuencia en donde saborea delicadamente una bota cocida ante la imposibilidad de otro alimento). Este film presenta una rareza en los productos de Chaplin: tiene un final feliz.

     Luego vendría  “El circo” (1927) que consolidó su genio como mimo y su talento.

"La quimera del oro"
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“Mi método para encontrar el argumento de una
película es sencillo. Consiste en meter a la gente en
apuros y hacerla salir de ellos”.
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Chaplin entra en la década del 30 reticente de los poderes del sonido en el cine, negándose a renunciar a la pureza que para él representaba el cine mudo y manteniéndose obstinadamente callado. En pleno furor del cine sonoro dirige las cintas mudas “Luces de la ciudad”, su film más sentimental  y  “Tiempos modernos”  (1935), ambas con gran éxito de público. “Tiempos modernos” es una crítica del maquinismo y de la automatización del individuo, y que funcionó como vehículo de despedida para su vagabundo, ya que Chaplin suponía que al introducir a su vagabundo al sonido debía cambiarle características intrínsecas, que lo alejaban de su esencia.

"Tiempos modernos"
Posteriormente, con “El gran dictador” (1940), tremenda parodia de Hitler y Mussolini, se transformó en la conciencia del mundo occidental.

Imágenes del film: "El gran dictador"
El film fue ideado por Chaplin en 1937 pero se estrenó dos años después, en plena Segunda Guerra Mundial. Para muchos fue un acto de valentía, pero otros tanto lo criticaron, considerándolo de mal gusto.


     En “Monsieur Verdoux” (1946) un hombre mantiene a su familia casándose con mujeres ricas y asesinándolas para quedarse con su dinero. Establecía un paralelismo entre los crímenes del protagonista y las grandes potencias en período de guerra.

     “Guerras, conflictos… son negocios. Un asesinato hace a un villano, millones un héroe. Los números santifican”, dice Verdoux.

     Su estreno coincidió con su enfrentamiento con las instituciones estadounidenses, intolerantes con su ideología liberal y fue otra excusa para justificar la persecución a la que fue sometido por el gobierno. La mordacidad con que Chaplin criticaba problemas sociales y satirizaba muchos de los aspectos de la vida estadounidense creó mucha polémica y lo puso en el centro de atención del Comité de Actividades Anticomunistas, que había comenzado su “caza de brujas”. Teniéndolo en la mira pero sin poder probarle nada, aprovechan su viaje a Inglaterra para el estreno de “Candilejas” (1952) y no le permiten reingresar al país.

Protagonizando "Monsieur Verdoux"
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“Ser todo intelecto sin nada de sensibilidad puede ser la característica de un criminal consumado. Ser todo sensibilidad sin nada de intelecto es el ejemplo del idiota inofensivo. Cuando intelecto y sensibilidad están equilibrados tenemos al actor superlativo”.  Charles Chaplin
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Chaplin es considerado uno de los grandes realizadores del cine norteamericano, cuyas películas fueron y siguen siendo populares en todo el mundo, habiendo ganado mayor notoriedad con el paso del tiempo. Sus films muestran, a través de la visión positiva del vagabundo de un mundo caótico, que el espíritu humano se mantiene igual.


Buster Keaton

El silencioso talento de la inexpresividad de “cara de palo”, como se lo conocía, es uno de los puntos culminantes del cine mudo de Hollywood. Keaton fue el filósofo impávido y perplejo lleno de curiosidad que contemplaba la realidad con la esperanza de comprender sus secretos, desde lo más simple a lo más complejo. Sus extraordinarios "gags" con frecuencia surgen de visiones surrealistas del  peligro y la fragilidad de la vida humana. Como cuando, en medio de un huracán, el viento provoca la caída de la fachada de un edificio que se precipita sobre él y consigue salvarse al estar parado en el único lugar en donde hay una ventana abierta.

Buster Keaton
Cuando su carrera en teatro comenzaba a surgir, Keaton se interesó en el cine. Se unió entonces a la compañía de "Fatty” Arbuckle, quien notó su talento y lo puso a coprotagonizar sus propios films. Luego de varios cortos exitosos como dupla, el productor Joseph Schenck le ofreció ser protagonista de sus propias películas, mientras Arbuckle comenzaba a rodar su primer largometraje.

     Entre los años 1920 y 1923, Keaton realizó un largometraje y 19 cortos; entre 1923 y 1928, con un nuevo productor, realizó diez largos más. En esa época tuvo absoluto control sobre los films, realizando rodajes bastante caros ya que llegó a utilizar una locomotora y un trasatlántico. Después no volvió a controlar el aspecto creativo de sus películas.



Buster Keaton comenzó a protagonizar una serie de comedias que lo lanzaron a la fama como “Una semana”, “La mudanza”, “La casa eléctrica” y “El gran espectáculo”; es en esta época en donde moldeó su personaje, un joven tragicómico que enfrenta desgracias con una absoluta inexpresividad, lo que le valió el mote de “cara de palo”. Sin sonreír jamás (para acrecentar el misterio se dijo que estaba especificado en su contrato que no podía sonreír en público), su personaje era capaz de las acrobacias más increíbles en medio del peligro para luego permanecer largo tiempo inmóvil, considerando la situación. Su proverbial misoginia y terror al género femenino fueron también fuente inagotable de sus "gags" ingeniosos y hasta surrealistas.


Imágenes de la comedia titulada "Una semana"
Nadie como Keaton ha utilizado mejor el género cómico para explicar la lucha contra la adversidad, las ironías del ser humano, la lucha por sobrevivir en un mundo extraño y hostil.

     Todo lo que ocurre en sus películas parece estar sucediendo por azar y en ese preciso instante, sin embargo, Keaton era un constructor meticuloso de sus "gags". Cierto es que la complejidad de su humor le forzaba a idear chistes aparatosos y enredados.


Afiche de "El cameraman"
Fue ante todo un poeta, un inteligente acróbata que incluía en sus películas agudas reflexiones sobre la naturaleza misma del cine (“Tres edades”, 1923, que parodia a Intolerancia, de Griffith; “El moderno Sherlock Holmes”, 1924 en donde un proyeccionista sueña con ser un detective y milagrosamente, se encuentra dentro de la película que está proyectando; y “El cameraman”,1928) y la naturaleza equívoca de las apariencias.

     Aparte de las tres anteriores, la película que define a Keaton es “El maquinista de la General” (The General) (1925). Basada en un hecho real, ambientado en la guerra de Secesión, que trata sobre el secuestro de un tren confederado por parte de los soldados de la Unión, Keaton cambia el punto de vista y ubica al protagonista como un sureño, es decir, los “malos” para el público estadounidense.

     La película es una reivindicación de lo que un hombre solo puede conseguir por recuperar las dos cosas que más ama, en este caso, su locomotora y su novia.

     Es considerada hoy en día una obra maestra, pero en el momento de su estreno fue un fracaso.

Imagen del film "El maquinista de la general"

La presencia de Keaton y Chaplin no deben hacernos olvidar a la multitud de cómicos que ayudaron a crear la comedia muda. Entre ellos Max Linder (amante de los "gags" surrealistas y gran mimo), Fatty Arbuckle (el gordito simpático), Harry Langdon (payaso de la cara triste, niño eterno), Harold Lloyd (tímido y acomplejado hombre moderno asediado por los peligros del mundo moderno), o los Keystone Cops de Mack Sennett (grupo de policías que en su intento de mantener el orden termina causando todo tipo de caos y destrucción).


Lic. Diana Lombardo
E-mail: dlombardo74@gmail.com